San Lucas-1

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,
  • 2 tal como nos las enseñaron los que desde el principio las vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra,
  • 3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, excelentísimo Teófilo,
  • 4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.
  • 5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón y se llamaba Elisabet.
  • 6 Ambos eran justos delante de Dios y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
  • 7 Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril. Ambos eran ya de edad avanzada.
  • 8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios, según el orden de su clase,
  • 9 le tocó en suerte entrar, conforme a la costumbre del sacerdocio, en el santuario del Señor para ofrecer el incienso.
  • 10 Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.
  • 11 Entonces se le apareció un ángel del Señor puesto de pie a la derecha del altar del incienso.
  • 12 Al verlo, Zacarías se turbó y lo sobrecogió temor.
  • 13 Pero el ángel le dijo: —Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída y tu mujer Elisabet dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
  • 14 Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento,
  • 15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.
  • 16 Hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor, su Dios.
  • 17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
  • 18 Zacarías preguntó al ángel: —¿En qué conoceré esto?, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada.
  • 19 Respondiendo el ángel, le dijo: —Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas.
  • 20 Ahora, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo, quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto suceda.
  • 21 El pueblo, entretanto, estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que se demorara en el santuario.
  • 22 Cuando salió, no les podía hablar; entonces comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, y permaneció mudo.
  • 23 Cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa.
  • 24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo:
  • 25 «Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.»
  • 26 Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,
  • 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
  • 28 Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo: —¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
  • 29 Pero ella, cuando lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta.
  • 30 Entonces el ángel le dijo: —María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
  • 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
  • 32 Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
  • 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin.
  • 34 Entonces María preguntó al ángel: —¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.
  • 35 Respondiendo el ángel, le dijo: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
  • 36 Y he aquí también tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido hijo en su vejez y éste es el sexto mes para ella,
  • 37 pues nada hay imposible para Dios.
  • 38 Entonces María dijo: —Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
  • 39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá;
  • 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet.
  • 41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet, llena del Espíritu Santo,
  • 42 exclamó a gran voz: —Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
  • 43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?,
  • 44 porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
  • 45 Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
  • 46 Entonces María dijo: «Engrandece mi alma al Señor
  • 47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
  • 48 porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones,
  • 49 porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso. ¡Santo es su nombre,
  • 50 y su misericordia es de generación en generación a los que le temen!
  • 51 Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
  • 52 Quitó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes.
  • 53 A los hambrientos colmó de bienes y a los ricos envió vacíos.
  • 54 Socorrió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia
  • 55 —de la cual habló a nuestros padres— para con Abraham y su descendencia para siempre.»
  • 56 Se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.
  • 57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo.
  • 58 Al oír los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella.
  • 59 Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo llamaban con el nombre de su padre, Zacarías;
  • 60 pero su madre dijo: —¡No! Se llamará Juan.
  • 61 Le dijeron: —¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre.
  • 62 Entonces preguntaron por señas a su padre cómo lo quería llamar.
  • 63 Él, pidiendo una tablilla, escribió: «Juan es su nombre.» Y todos se maravillaron.
  • 64 En ese momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a bendecir a Dios.
  • 65 Se llenaron de temor todos sus vecinos, y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas.
  • 66 Los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: «¿Quién, pues, será este niño?» Y la mano del Señor estaba con él.
  • 67 Zacarías, su padre, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó, diciendo:
  • 68 «Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo,
  • 69 y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David, su siervo
  • 70 —como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio—,
  • 71 salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odiaron,
  • 72 para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto,
  • 73 del juramento que hizo a Abraham, nuestro padre, que nos había de conceder
  • 74 que, librados de nuestros enemigos, sin temor lo serviríamos
  • 75 en santidad y en justicia delante de él todos nuestros días.
  • 76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado, porque irás delante de la presencia del Señor para preparar sus caminos,
  • 77 para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados,
  • 78 por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora,
  • 79 para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz».
  • 80 El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
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