1 Reyes-2

(Reina Valera 1995)

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  • 1 Cuando llegaron los días en que David había de morir, le ordenó a Salomón, su hijo:
  • 2 «Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate y sé hombre.
  • 3 Guarda los preceptos de Jehová, tu Dios, andando en sus caminos y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;
  • 4 para que confirme Jehová la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos guardan mi camino andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás te faltará un descendiente en el trono de Israel.”
  • 5 »Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, cómo los mató, vengando en tiempo de paz la sangre derramada en la guerra, y manchando con sangre de guerra el cinturón que ceñía su cintura y los zapatos que calzaban sus pies.
  • 6 Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría: no dejarás descender en paz sus canas al seol.
  • 7 Pero con los hijos de Barzilai, el galaadita, tendrás misericordia; que sean de los convidados a tu mesa, pues ellos me trataron de esa manera cuando iba huyendo de Absalón, tu hermano.
  • 8 También tienes contigo a Simei hijo de Gera hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Pero él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: “No te mataré a espada.”
  • 9 Pero ahora no lo absolverás, pues eres un hombre sabio y sabes cómo debes tratarlo para que sus canas desciendan con sangre al seol.»
  • 10 David durmió con sus padres y fue sepultado en su ciudad.
  • 11 Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años: siete años reinó en Hebrón y treinta y tres años en Jerusalén.
  • 12 Salomón se sentó en el trono de David, su padre, y su reino fue muy estable.
  • 13 Entonces Adonías hijo de Haguit fue a ver a Betsabé, madre de Salomón, y ella le dijo: —¿Vienes en son de paz? —Sí, de paz —respondió él;
  • 14 y en seguida añadió—: Tengo algo que decirte. —Habla —dijo ella.
  • 15 Él dijo: —Tú sabes que el reino era mío y que todo Israel había puesto en mí sus ojos para que yo reinara; pero el reino fue traspasado y se le concedió a mi hermano, pues por voluntad de Jehová le pertenecía.
  • 16 Ahora te hago una petición; no me la niegues. —Habla —le dijo ella.
  • 17 Él entonces dijo: —Te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé Abisag, la sunamita, por mujer.
  • 18 —Bien; hablaré por ti al rey —respondió Betsabé.
  • 19 Betsabé fue a ver al rey Salomón para hablarle por Adonías. El rey se levantó a recibirla y se inclinó ante ella; volvió a sentarse en su trono e hizo traer una silla para su madre, que se sentó a su diestra.
  • 20 Entonces ella dijo: —Una pequeña petición pretendo de ti; no me la niegues. —Pide, madre mía, que yo no te la negaré —respondió el rey.
  • 21 Y ella dijo: —Que se le dé Abisag, la sunamita, por esposa a tu hermano Adonías.
  • 22 —¿Por qué pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? Demanda también el reino para él, pues él es mi hermano mayor y ya tiene también de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab hijo de Sarvia —le respondió Salomón a su madre.
  • 23 Y el rey Salomón juró por Jehová: «Traiga Dios sobre mí el peor de los castigos, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras.
  • 24 Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David, mi padre, quien me ha dado una casa conforme me lo había prometido, que Adonías morirá hoy.»
  • 25 Entonces el rey Salomón envió a Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él y lo mató.
  • 26 Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: «Vete a Anatot, a tus heredades, pues eres digno de muerte; pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el Arca de Jehová, el Señor, delante de David, mi padre, y además has compartido todas sus aflicciones.»
  • 27 Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliera la palabra que Jehová pronunció en Silo sobre la casa de Elí.
  • 28 Llegó la noticia a Joab, y como también se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón, huyó Joab al tabernáculo de Jehová y se asió de los cuernos del altar.
  • 29 Se le avisó a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, con esta orden: «Ve y arremete contra él.»
  • 30 Entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo: —El rey ha dicho que salgas. —No, sino que aquí moriré —respondió él. Benaía volvió con esta respuesta al rey, y le dijo: —Así me respondió Joab.
  • 31 El rey le dijo: —Haz como él ha dicho: mátalo y entiérralo, y aparta de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.
  • 32 Jehová hará caer su sangre sobre su cabeza, porque él ha dado muerte a dos hombres más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiera nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.
  • 33 Así pues, la sangre de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero sobre David y sobre su descendencia, sobre su casa y sobre su trono, habrá paz perpetua de parte de Jehová.
  • 34 Entonces Benaía hijo de Joiada subió, arremetió contra él y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto.
  • 35 El rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada al frente del ejército, y a Sadoc el rey lo puso como sacerdote en lugar de Abiatar.
  • 36 Después mandó a llamar el rey a Simei, y le dijo: —Edifícate una casa en Jerusalén y habita ahí, no salgas de allí a ninguna parte;
  • 37 porque ten por cierto que el día que salgas y pases el torrente Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre caerá sobre tu cabeza.
  • 38 Simei dijo al rey: —Tu palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.
  • 39 Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron junto a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Alguien dio aviso a Simei diciendo: «Tus siervos están en Gat.»
  • 40 Entonces Simei se levantó, ensilló su asno y fue adonde estaba Aquis, en Gat, para buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei, y trajo sus siervos de Gat.
  • 41 Luego le dijeron a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y regresado.
  • 42 Entonces el rey mandó a buscar a Simei, y le dijo: «¿No te hice jurar yo por Jehová, y te advertí diciendo: “El día que salgas y vayas acá o allá, ten por cierto que morirás”? Y tú me dijiste: “Tu palabra es buena, yo la obedezco.”
  • 43 ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de Jehová, y el mandamiento que yo te impuse?»
  • 44 Dijo además el rey a Simei: «Tú conoces todo el mal, el cual tu corazón bien sabe que cometiste contra mi padre David. Jehová, pues, ha hecho recaer el mal sobre tu cabeza.
  • 45 En cambio, el rey Salomón será bendito, y el trono de David permanecerá firme perpetuamente delante de Jehová.»
  • 46 Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el cual salió, lo hirió y lo mató. Y el reino fue confirmado en manos de Salomón.
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